Hora de andar - Hora de andar con Nick Jonas

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Nick Jonas: Cuando era niño amaba caminar con mi padre. Vivíamos en una casita de ladrillo en Wyckoff, Nueva Jersey, a dos puertas de la iglesia donde mi padre era cura. Y había un camino de vuelta por el bosque cerca de un cementerio. El cementerio me daba un poco de miedo, pero el tiempo que pasé con mi padre caminando por ese camino, hablando de la vida, la música y la creatividad fue un recuerdo favorito mientras crecía.

[MÚSICA DE ENTRADA]

Sam Sanchez: Es hora de caminar, donde aquellas personas más interesantes

e inspiradoras del mundo comparten historias, fotos y canciones influyentes en sus vidas. Cuando tenía 12 años, Nick Jonas y sus hermanos formaron una banda de pop y ese año firmaron un contrato discográfico. Los Jonas Brothers ganaron varios álbumes de platino y Nick también tiene varios singles de platino como solista. En esta caminata, el músico y actor reflexiona sobre los altibajos del inicio en su carrera y la confianza en sus capacidades cuando otros tenían dudas.

[SONIDO DE CAMINATA]

Nick Jonas: Ahora, estamos en el Cañón de Benedicto. A unos 20 minutos en carro de donde vivo. Y en las colinas hay algunos lugares diferentes a los que puedes ir para encontrar… un hermoso paisaje.

Una de las cosas que siempre amé de Los Ángeles es la vista y el espacio. Es muy calmado.

Estoy viendo unos árboles, que yo, no puedo describir ni decirles lo que son, aunque mi esposa tiene una aplicación que te lo dice. Me gustaría que estuviera aquí para apuntar a estos árboles y resolverlo.

[SONIDO DE CAMINATA]

Cuando tenía 11 años, viví un increíble momento de mi vida al ser contratado por Columbia Records. Quien era en realidad un amigo de nuestro quiropráctico familiar dijo que trabajaba en Sony Records. Y escuchó un demo que hice de una canción que escribí con mi padre llamada “Joy to the World (A Christmas Prayer)”.

Esa canción llegó a manos de Bob Bolin, que resultó ser el jefe de asuntos internacionales de Sony Music. Nos llamó a su oficina, que era una oficina de esquina con dos mostradores de recepción antes de entrar, para mí, con 11 años, era alarmante. No sabía que necesitaba dos recepcionistas.

Me senté con mi padre y Bob Bolin y otro caballero de nombre David Massey, y David me pidió que cantara algo. Había escuchado el demo, pero quizás pensó que estaba editado. Lo hice. Me levanté y canté un tema de Stevie Wonder, “Overjoyed”, una de mis favoritas de siempre. Y me dijo: “Nicholas, amaría que firmaras con Columbia Records como solista”.

Empecé, después de eso, a escribir para mi álbum de solista, que saldría nueve meses después.

De pronto, ocurrió algo mágico. Mis hermanos empezaron a agarrar instrumentos y a cantar, y yo podía oírlos a través de la pared de nuestros dormitorios. Me quedé pensando: “Wau, suenan muy bien”.

Así que toqué la puerta de su cuarto y dije: “Oye, ¿quieren escribir una canción?”. Y dijeron: “Sí, hagámoslo. ¿Por qué no?” Nos sentamos. Escribimos una canción llamada “Please Be Mine”, fue la primera vez que escribíamos juntos, la primera vez que cantábamos juntos. Aunque crecimos en un hogar tan musical, todo estaba en partes, ya sabes, en diferentes universos bajo el mismo techo.

No éramos excelentes músicos ni cantantes, pero había algo que era especial.

Era muy buena que mi padre dijo: “¿Por qué no vamos y le mostramos a David Massey esta canción?” Al principio tenía miedo porque creía que, ya sabes, a la tierna edad de 11 años, que no era capaz de comprender una visión del mundo más amplia que mi visión egoísta e infantil, pensaba, “¿Qué va a pasar con mi álbum? Si les gustan los hermanos y lo que hemos hecho, ¿dificultará la salida de mi álbum? ¿Querrán que hagamos un grupo? ¿Qué va a pasar?”

Había un lugar llamado Blue Moon Café. El Blue Moon Café era, un pequeño restaurante mexicano. Pero era un lugar al que nuestro padre nos llevaba para darnos malas noticias.

En el camino de kilómetro y medio desde nuestra pequeña casa de ladrillos hasta el Blue Moon Café, miraba por la ventana y pensaba que este momento estaba a punto de cambiar la vida, y lo intuí cuando escribimos la canción. Lo intuí cuando tocamos la canción para la discográfica, y luché contra lo inevitable.

Y así, cuando nos sentamos en la mesa, nuestra… mesa de siempre, el cuarto posterior izquierda del restaurante, dijo: “Bien, tengo buenas noticias. La discográfica amó la canción que escribiste con tus hermanos”. Y dije: “Bien, ¿y la mala noticia?” Dijo: “Quieren que sea un proyecto grupal”. Y no dije nada. Recuerda, ahora tengo 11 años. Mi capacidad para gestionar mis emociones quizás no era tan buena.

Lo único que supe hacer fue reaccionar y, a mí, eso me hizo llorar y decepcionarme, simplemente. Pero mi padre es un hombre increíble, y es muy bueno con nosotros, y siempre lo ha sido. Su capacidad para ayudarme a ver lo bueno de lo que creía que era lo malo fue realmente profunda.

Hablamos de ello, de diferentes escenarios y de cómo se desarrollaría todo. Iba a emprender un viaje salvaje con mis hermanos que nos llevaría a lugares a los que nunca imaginamos que iríamos, conocer a gente que nunca imaginamos conocer, y a escribir e interpretar música para vivir.

Todo cambió cuando empecé a pensar en ese aspecto, en lo raro que es trabajar con la gente que quieres, también en lo complicado que puede ser.

Puso su mano sobre la mía y dijo: “Va a ser increíble. Pero si sientes que no es lo correcto, deberíamos tener esa conversación”.

Y dije: “No, lo es. Lo supe desde el principio cuando escribimos esa canción”.

Las cosas funcionaron bien, y he conseguido hacer discos como solista. Pero te diré que no me he divertido tanto ni me he sentido tan realizado emocional, creativa y mentalmente al trabajar con mis hermanos.

Tuve que aprender a no querer algo tanto como para arriesgarme a perder algo potencialmente increíble.

Cada momento es potencial para varios resultados. A veces hay que dejarse llevar por la corriente y ver qué pasa, porque no puedes controlar todo, y más aún cuando tienes 11 años.

Como alguien que le gusta tener el control, soy realmente un perfeccionista. Soy muy competitivo. A veces me cuesta soltarme y darme cuenta que no tengo el control. Y hay una paz real en eso.

[SONIDO DE CAMINATA]

No muchas personas recordarán que las cosas no iban tan bien para los Jonas Brothers en 2010, ‘11 y ‘12. 2008 y 2009 fueron años masivos con esta especie de rayo de, de todas las estrellas alineadas y todo va perfecto.

Éramos jóvenes, y debíamos evolucionar creativamente, y sol… no lo hicimos. Nuestra relación empezó a tensarse por eso, y eso nos asustó a todos. Años atrás, estábamos en arenas y estadios, y de pronto no podíamos vender 400 entradas.

Me dije a mí mismo: “¿Voy a ser una sombra a los 20 años? ¿Ya pasaron los mejores años de mi vida artísticamente y de mi carrera?”

Fui yo quien jaló la cuerda y dijo: “Es hora de cerrar este capítulo de nuestro viaje”. En ese momento, sentí que lo entenderían. Pensé que dirían, “Sí, okey, es cierto”. No respondieron así, y vino el miedo e incluso la humillación, por mi parte, pensando que… Estaba tan metido en mi cabeza y en mi mundo que ellos veían todo igual que yo, y claro que no era así.

Después de varias conversaciones muy desafiantes y de desenredar todo, el negocio, la creatividad, la familia, llegamos a un lugar donde estábamos satisfechos con este resultado, decir que este capítulo de nuestra vida, nuestro viaje juntos terminaría, y seguiríamos caminos distintos.

Me puse muy triste un tiempo después de que nos separamos. Viajé mucho para intentar llenar algún tipo de vacío que había porque los extrañaba. Había una gran parte de mí que se había convertido en mi identidad y que tan solo se había ido. Estaba algo estancado.

La música estaba en mí y quería volver a priorizar la actuación, pero cada vez que recibía un guion de mi nuevo agente me decían: “Tienes la edad correcta y este es el papel perfecto para ti”. Pero no quieren ver a un Jonas Brother para este papel". Porque el nombre Jonas Brothers, en ese momento, se convirtió en sinónimo de cursi. Mi currículum no era sexy para los que tomaban las decisiones.

Había trabajado tanto para esto, esta, esta carrera con los hermanos y todo lo que estábamos haciendo juntos, y por un tiempo me habría metido en todas estas habitaciones. De pronto, era lo que me alejaba de estas habitaciones.

Había una habitación, en particular, en donde quería estar después de leer el guion de un programa que se llamaba “Navy Street”. Había un papel increíble, Nate Kulina, hijo menor de una familia de luchadores de MMA, y claro que fue la misma respuesta de siempre: “No quieren ver a un Jonas Brother aquí”.

Este fue un punto de inflexión en los que o bien dije: “Okey, está bien”, y entré en una decepción más profunda, o elegí un camino diferente.

Y dije: “Siento que, si entro en esa habitación, verán que soy el adecuado para este papel”. Escribí una carta al director de la serie en la que decía: “Sé que usted tiene reservas sobre mí en este papel. Pero me encantaría tener la oportunidad de mostrar lo mucho trabajaré y lo mucho que me gusta este material”.

Al día siguiente me llamó mi agente y dijo: “Bien, creo que la carta funcionó. Quieren que tú entres y leas”.

Mientras preparaba mis líneas y me metía en el personaje, me entró una llamada horrible de mi padre y mi madre diciendo que mi abuelo, al que estaba muy unido, y que estaba enfermo durante mucho tiempo, acababa de fallecer. El dolor me invadió tanto, me rompió el corazón, yo mismo pensé: “¿Voy a ir y hacer la audición? ¿Puedo soportarlo emocionalmente?” Pero después de conversar con mi padre y mi madre, dije: “No, yo, necesito hacer esto, quiero que papá esté orgulloso”.

Dos horas después de esa horrible noticia, entré en la habitación con emoción a punto de estallar, explotando algo que no había explotado como actor, como intérprete, porque era simplemente crudo. Estaba allí. Ni siquiera lo recuerdo bien. Estaba aturdido, y salí de la audición satisfecho por haber sido capaz de superarlo. Yo no esperaba ningún seguimiento. Fui al funeral, me despedí, volví a casa y había un mensaje en mi correo que decía: “Lo tienes. Te quieren en el programa”. Realmente, lloré.

Hice la serie en cinco años, tuve la suerte de trabajar con grandes actores que me enseñaron día a día. No puedo imaginarme si no hubiera hecho esa serie, si no le hubiera escrito al director de la serie, rogándole para entrar y hacer la audición. En verdad, no imagino qué habría pasado si los hermanos no habrían terminado porque, aunque ese fue el momento más bajo de nuestras vidas, acabó siendo la base de una relación sana y el inicio de la felicidad, la felicidad real como familia.

A veces es bueno decir: “No, quiero estar en esa habitación”. Sé que necesito estar ahí. Déjame mostrarte".

Hablamos de esos momentos en los que esos caminos están frente a ti, y no sabes cuál elegir, no sabes si debes resistir y, y empujar a través de él o solo quedarte satisfecho y decir: “Okey, lo intenté”. Mi padre decía esa expresión. Nunca lo entendí, pero, “si sabes en tu interior que es lo correcto, sigue ese instinto”.

La primera vez que oí de Priyanka fue por mi hermano Kevin, un ávido de la televisión, dijo: “Oye, hay una nueva serie, ‘Quantico’, tienes que verla. Es muy buena, y la protagonista es increíble”.

Investigué muy rápido en Internet sobre la serie y sobre ella, y ciertamente me interesó, probablemente más que la serie.

Entré al Twitter y me di cuenta de que me seguía. Me sorprendió mucho, pero le envié un mensaje. Fuimos de un lado a otro unas cuantas veces, luego los mensajes de texto, y esto duró casi un año.

Cuando nos conocimos en persona, en Nueva York, en este pequeño bar del Upper East Side, a la vuelta de la esquina de donde ella vivía, me sorprendió lo mucho que disfruté pasando el tiempo con ella.

Y, por el destino, ambos íbamos a ir a la Gala del Met, esa gran cena ostentosa en la que diferentes diseñadores de ropa consiguen varias mesas y emparejan a grupos de personas con su ropa. Y descubrimos, oh, que vamos a la Gala del Met con el mismo diseñador. Y dijeron: “¿Por qué no caminan juntos por la alfombra roja? Son amigos y es una oportunidad única para hacer algo diferente”. Y pasamos casi toda la noche juntos.

Se iba a la mañana siguiente para realizar uno de los increíbles viajes que hace con UNICEF. Me impresionó mucho su corazón por los demás, y fue inspirador para mí. No hablamos en unas semanas, y luego le escribí después de ver las fotos de su viaje y le dije: “Estoy impresionado por cómo eres y me gustaría tener otra oportunidad… de verte en persona en algún momento”. Ella dijo: “Bien, justo voy a ir a Los Ángeles”.

Llamé a un amigo mío y a su esposa y les dije: “¿Les gustaría ir al Hollywood Bowl a ver la versión en directo de “La Bella y la Bestia” con la película?”

Priyanka apareció, y estábamos nerviosos, creo. Pero cuando entró en la habitación, sentí una sensación de paz. En ese momento supe que eso era todo. Ella sería la persona con la que quiero compartir todos los momentos lindos de la vida y también todos los momentos difíciles.

Después de esa noche, pasamos todos los días juntos el resto de la semana. Y unos meses después, le propuse matrimonio, y meses después, nos casamos.

Y mi vida como persona creativa, como intérprete, como escritor, todo se enriqueció tanto porque, así como la base se estableció para ser solo una familia con los hermanos, de pronto me centré en ser un buen compañero. Y siento que soy, soy más creativo que nunca. Me siento más realizado artísticamente, y eso es algo bueno.

Fue tan bonito cuando coincidimos en esta vida. En lo sencillo de la vida. Ya sabes, es, es ver una película al final del día, pedir comida a casa. Pasear a los perros. Ahora tenemos tres. Conocerse mutuamente cada día y aprender algo nuevo. Hay una simplicidad en eso que creo que es tranquilizadora y reconfortante.

A veces hay que reducir la velocidad para volver a empezar. Y, ya sabes, me ha enseñado mucho a seguir la corriente y a tomarlo con calma, algo con lo que sigo luchando cada día. Pero realmente es una mejor manera de vivir la vida. De todas las lecciones que he aprendido, creo que esa es la más importante, es solo tomarse un tiempo, ya sea una caminata o una película, lo que sea para ti. Da un paso atrás por un minuto.

[SONIDO DE CAMINATA]

Me estoy acercando a unas palmeras donde me siento gigante. No son tan altos, algo que, es agradable, un poco más bajos que yo. Y eso no es decir mucho.

Pero amo las palmeras. Me recuerda a cuando llegué a Los Ángeles la primera vez y lo maravilloso que eran para mí. Veníamos de unos comienzos muy humildes, así que estar rodeado de algo que nos inspirara y nos diera seguridad en el camino emprendido, en el sentido correcto, fue algo agradable.

Una cosa que sigue siendo cierta una y otra vez, al menos para mí, es que cuando toco una canción, cuando actúo o escribo una canción, interiorizo. Se ha apoderado de mi… de todo mi ser. Es lo que la música es para mí. Siempre lo ha sido. Creo que cantaba antes de poder hablar porque así funcionaba mi cerebro.

Cuando era niño, hacía espectáculos de Broadway y me gustaba mucho el teatro musical y espectáculos como “Les Mis” y “A Christmas Carol”, “Annie Get Your Gun”. Vivía y respiraba esa música. Luego mi padre me dio toda su música para escucharla y me dio un tipo de educación. Y el primer artista en el que profundicé fue Stevie Wonder, con el que he tenido la suerte de actuar unas cuantas veces y pasar algún tiempo con eso. Esta canción se convirtió en algo muy importante en mi inicio y en mi descubrimiento de la música. Se llama “Overjoyed”.

[MÚSICA - “OVERJOYED” DE STEVIE WONDER]

Troye Sivan es uno de mis favoritos en este momento. Él es un gran narrador, muy descriptivo en sus letras. De hecho, él colaboró con un amigo mío en esta canción: “My My My!”. Recuerdo cuando escuché esta canción por primera vez, estaba muy celoso…

[MÚSICA FADE IN]

…que es, creo, el mayor cumplido que se hace a un colega artista, es decir el haberlo escrito tú.

[MÚSICA - “MY MY MY!” DE TROYE SIVAN]

Quería compartirles esto porque es algo de lo que estoy muy orgulloso y creo que es algo que realmente nos conecta a todos en este sentimiento mayor de aislamiento y de estar separados de los que amamos.

Se llama “Don’t Give Up on Us” y se trata solo de decir: “Vale la pena luchar por esto. Vale la pena luchar por amor, y aunque tenga sus momentos, ya sabes, no te rindas de nosotros”. Tiene un ritmo de la patada.

[MÚSICA - “DON’T GIVE UP ON US” DE NICK JONAS]

No soy una persona muy habladora, aunque me he contradicho en esta caminata. Pero estoy muy agradecida por escucharme, y puede que no diga otra palabra el resto del día, dicho ahora. Pero este ha sido un momento muy lindo. Gracias por dedicar tiempo en caminar conmigo hoy.