Hora de andar - Hora de andar con Jon M. Chu

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Jon M. Chu: Caminar me hace sentir bien. El sonido de la grava, la hierba, del soplar de las hojas y del susurro de los árboles, y se pueden oír a los pájaros dispersarse en los arbustos o a las lagartijas correr. A mí eso me recuerda que no estamos solos, que hay un planeta y vidas a nuestro alrededor, que somos una parte de esto.

Caminar reestablece la conexión con la realidad, con el planeta Tierra.

[MÚSICA DE APERTURA]

Sam Sánchez: Es Hora de Caminar, donde las personas más interesantes e inspiradoras del mundo comparten las historias, fotos y canciones que han influido en sus vidas. Jon M. Chu es el director de “Locamente Millonarios”, la primera gran película de Hollywood, desde los años 90, con un reparto mayoritariamente asiático en una historia moderna. En esta caminata, Jon habla del inesperado reconocimiento que recibió de dos visionarios y de cómo abordar su propia identidad cultural le llevó a un gran descubrimiento creativo.

[SONIDO DE PASOS]

Jon M. Chu: Estamos caminando por esta ladera de la montaña cerca del océano, donde las colinas de Los Ángeles se encuentran con el Océano Pacífico. El sol aún no se ha puesto, pero se está acercando. Hay una brisa suave. Se pueden ver algunos halcones volando en busca de comida. Y nos dirigiremos a un punto donde, con suerte, veremos todo Los Ángeles.

[SONIDO DE PASOS]

Crecí en las colinas de Los Altos, California, en el Área de la Bahía, era el menor de cinco hermanos, y la TV siempre estaba encendida. Siempre íbamos al cine o a algún show en la ciudad. Era temporada de musicales, de ópera o de ballet. Así que el entretenimiento estaba en nuestras vidas. Y la persona a la que siempre veíamos en todo este arte, quien tal vez tuvo el mayor impacto en nosotros, fue Steven Spielberg.

En “E.T.” o en “Encuentros Cercanos” o incluso en “Los Goonies” tenía una visión de EE.UU. que nosotros compartíamos. Era una gran aventura, y EE.UU. era el mayor lugar del mundo, todo el mundo podía tener una familia y trabajar duro, y encontrar un poco de magia en su vida.

Así que eso pegó muy fuerte en mi… mi vida, y cuando aprendí a coger una cámara y noté que podría hablar a través de ella, que podía editar con ella, Inmediatamente yo… Ya sabes, Spielberg era el único. ¿Dónde estudió? ¿Cómo te conviertes en Steven Spielberg? ¿Cómo te conviertes en el Hans Christian Andersen de tu época? Y vi que era un gran patrocinador de la Escuela de Cine de la USC. Así que quise ir allí. Y me inscribí y fui allí.

Y mientras estaba allí, hice un par de cortometrajes, y el último fue un… fue un musical sobre la vida secretas de las madres, algo aleatorio. Me encantaban los musicales, y me estaba graduando. Luego, recibí la llamada que todo egresado de la USC quiere oír, diciendo: “Hola, Steven Spielberg vio tu cortometraje y le gustaría conocerte”. Tenía 21 años, quizás 22 en ese momento, y era un viernes en la noche, 6:00 p.m. estaba en la casa de mi amigo, que colecciona juguetes. Estábamos viendo los juguetes de “Star Wars” en su sala, y recibo esta llamada de mi agente diciendo, “Sí. Ha habido llamadas de su oficina. Dicen que él lo ha visto, pero no sabemos si es verdad no. Así que no pienses en ello todo el fin de semana”.

¿Me lo dices a mí? Pensé en ello todo el fin de semana. Y no pude dormir esa noche, y al día siguiente, recibí otra llamada de mi agente. Me dijo: “Jon”, dijo: “Sé que te dije que no lo pensaras todo el fin de semana, pero siguen llamando, y él de verdad quiere conocerte. Así que ¿puedes reunirte con él?” Le dije, “Claro. Dime dónde. Iré”. En ese tiempo, manejaba un Viejo Previa, Toyota Previa, mi minivan familiar que tenía todos los asientos traseros afuera y estaba lleno de manchas. Le dije: “Iré. Tú dime dónde”.

La noche anterior, el domingo por la noche, llamé a mi mejor amigo, Jason Russell. También fue a la escuela de cine y tal vez ama a Spielberg más que yo. Y lo pongo al tanto. Se emocionó tanto. Y fui a Dreamworks, que está en Universal, y pensé: “Muy bien, aquí estoy”.

Entré y al registrarme dije: “Estoy aquí para ver a Steven”, lo que es muy loco. Digo, literalmente, tenía 21 años. Estaba nervioso. Y luego esperé, y luego me llevaron a una sala pequeña. Me senté allí solo por tal vez, no lo sé, unos minutos, y entonces, Steven Spielberg entro y simplemente sentó y habló conmigo. Hablamos sobre musicales, sobre películas. Me dijo que su musical favorito era “Oliver Twist”, y comenzó a cantar una de sus canciones. Y yo actué en “Oliver Twist”. Hice el papel de Oliver Asiático en “Oliver Twist”, en secundaria. Así que también me sabia la canción, y la cantamos juntos, si… si te lo puedes imaginar. Fue un poco incómodo, pero increíble.

Después de eso le dije: “Tengo una idea para un musical de la que me encantaría hablar contigo”. Y me dijo: “Genial. ¿Qué tal este viernes?” le respondí: “Perfecto”. Así que volví al departamento, y mi amigo todavía estaba ahí, le dije: “Jason, vamos a volver a lanzar nuestro musical”.

Nunca ante había presentado nada en Hollywood. Así que entramos. Trajimos un baúl de disfraces que abrimos, y mientras hacíamos la presentación, sacábamos fotos y las poníamos en la mesa. También teníamos disfraces y sombreros y pelucas, casi representamos todo como “Moulin Rouge”, cuando corrían alrededor, da, da, da, da, da, haciendo una actuación. Fue una locura.

Al final, había disfraces y fotos por todos lados, y dijimos: “Ta-da, cómprennos esta idea”. Y él no pudo haber sido más amable. Dijo: “Eso fue increíble”. No sabíamos si la compraría o no. Y salieron de la sala.

Estábamos tan felices en esa sala. Nos tomamos fotos por toda la sala de conferencias. Incluso posamos sobre la mesa.

Después de unos días, recibí la invitación para visitar a Steven en el set porque estaba rodando “La Terminal”.

Así que conduje hasta… Para esta película, estaban rodando en un hangar enorme, e ingresé. Las puertas del hangar se abren, unas puertas enormes, y uno entra allí. Y, digo, un set de Steven Spielberg es increíble. No son fachadas. Es como si estuvieras realmente en un aeropuerto. Con solo los detalles quedo boquiabierto.

Y entonces, me acerqué, me dijeron: “Por aquí”, y Steven tenía una silla para mí junto a él, cerca al del monitor. Y me dijo, “Ey, Jon, bienvenido. Ven, siéntate”. Nuevamente, soy un don nadie, pero pude preguntarle cosas como, “¿Por qué estás filmando esta toma?” Y él decía: “Ya tengo la otra, así que solo estoy tomando este ángulo”. Sin duda alguna, por cierto. Y lo mejor es que pude presenciar cuando ocurrían problemas. Estaba sentado allí, y una toma… Ellos bajaban por la escalera mecánica y no podían hacer bien la toma.

Y pude verlos entrar en una pequeña confusión sobre cómo debía funcionar la cámara o cómo… Y en vez de desanimarse sobre qué hacer y hacer la toma una y otra vez, Steven solo paró todo, lo reinició, dividió la toma en dos y volvieron a trabajar. Y pude ver cómo un líder puede comunicarse en un momento de incertidumbre de forma muy simple. Y al final del día, dijo: “Jon, esto ha sido genial. Vuelve cuando quieras. Que tengas un buen día”.

Y nunca olvidaré cómo me trató porque cuando conozco a jóvenes cineastas, siempre lo recuerdo. Ese es el poder de… del sr. Spielberg.

Y todas las ideas de lo que es EE.UU., el poder de la creación, de expresarse, el poder de contar historias con el que crecí, de repente se juntaron en este ser humano frente a mí y, de algún modo, hizo que dejara de ser un cuento de hadas. Lo convirtió en una realidad. Y el hecho de que supiera o que desde comienzos de mi carrera tuviera como ejemplo, que se podía ser como esa persona, que no se tiene que ser cínico, y que no se debe tratar con dureza a la gente para obtener lo que se necesita o lo que quieres, que lo obtienes igual con amabilidad y con imaginación y creatividad, y que todavía se puede lograr ese nivel de magia, eso me dio toda la energía que necesitaba para toda la vida, saber que existe alguien así.

Su amabilidad para mí era real, y nuestra responsabilidad de transmitir eso a los demás siempre permanecerá conmigo.

[SONIDO DE PASOS]

Crecí en los años 80 y 90 en Silicon Valley, antes de que existiera Silicon Valley, donde todo giraba en torno a los ingenieros y a la construcción de un futuro mejor.

Mis padres son inmigrantes. Vinieron de China y Taiwán y abrieron un restaurante en 1969. El restaurante sigue ahí hoy, 50 años, el chef Chu está allí. Y, básicamente, crecí en el restaurante. Regresaba de la escuela, me dejaban en el restaurante, doblaba servilletas, hacía mi tarea. Y la gente entraba, y sabían que: “Oh, al hijo del chef Chu le encanta hacer películas”.

Así que venían y le decían a mi padre: “Oye, tenemos este software beta y este hardware beta. Cuando terminemos, te lo podemos dar para tu hijo, y puede hacer películas en este tipo de nueva forma digital”. Así que me beneficié de estas maravillosas herramientas a temprana edad y podía cortar cosas y hacer disolvencias y efectos especiales antes que cualquier chico de esa edad.

Y creo firmemente que eso es lo que me permitió salir adelante y aprender rápidamente a utilizar el lenguaje. Silicon Valley me prepare para ir a Hollywood, de algún modo, mucho antes de que Silicon Valley se interesara en ir a Hollywood.

Y algo que hacíamos en familia todos los años era ver los Premios Óscar juntos. Era un sueño ir a los Óscar

.

Años más tarde, me invitaron a Los Oscars, y tuve acceso VIP. Mis asientos eran horrendos, pero pude ir. Y nunca olvidaré que, por el rabillo del ojo, vi pasar muy de cerca a Steve Jobs. Mira, yo no solo amo a Steve Jobs, he visto cada una de sus keynotes. No iba a la escuela para ir a Macworld año tras año, en la secundaria. Así que, no me aguanté, and seguí a Steve Jobs mientras caminaba a una especie de bar para los VIP. Estaba aterrado. No quería ir a hablar con él. Ni siquiera creí que le gustaría hablar con extraños.

Y mi amigo, Harry Shum, Jr., me dijo, “Confía en mí. Trabajé en cerca de 20 comerciales para iPod. Solo iré a hablar con él”. Así que se acerca, me agarra del brazo y dice: “Ey, Steve, este es mi amigo Jon. Tiene muchas ganas de conocerte”, y que es lo peor. No sabía por dónde empezar, y dije: “¿Sabes? Yo… Crecí en Los Altos, y mi familia tiene un restaurante llamado Chef Chu’s”.

Y dijo: “Oh, somos vecinos, Me encanta ese lugar. Lo conozco”. Y pensé: “Dios mío, gracias”. Fue tan amable, y… Le dije, “¿Sabes? Lo que haces me ayudó mucho a convertirme en cineasta. Y tus dispositivos, literalmente, me dieron una voz” dije, “Incluso memoricé tu comercial, tu comercial ‘Piensa Diferente’”. Y me dijo: “Oh, ¿en serio?” respondí, “Sí, es como un mantra que repito todos los días”. Y dijo: “Jon, muchas gracias”. Me extiende la mano, y nos dimos un apretón. Dijo: “Escuchar eso de un vecino significa mucho para mí”.

Pero definitivamente lo sentí. Y el decirle que literalmente su hardware y software me convirtieron en cineasta y estar en esa sala, en Hollywood, al mismo tiempo que él, de emprendedor a emprendedor, no puedo dejar de pensar en el reconocimiento de que éramos vecinos, que compartíamos raíces, de algún modo, se siente raro hablar de Steve Jobs así. Pero se sentía como si hubiera un reconocimiento de eso entre nosotros. Hubo un intercambio de, “Lo hiciste, amigo”.

En ese momento, no lo pensé, pero, ya sabes, creo que muchas veces miramos más allá de nuestros patios traseros en busca de inspiración, cuando en realidad lo que nos hizo, a nosotros, a la comunidad que nos rodea, la fuente que nos dio la necesidad de ir a hacer cosas o hacer algo está justo en frente de nosotros.

Y volver a mi propia comunidad y ver qué historias hay que contar o a quién hay que dar poder es una responsabilidad tan grande para un narrador como la propia historia. Y, de hecho, me llena, como persona creativa. Me devuelve a la fuente de lo que me impulsa, de las historias que quiero y necesito contar.

Creo que cuando observas tu propia vida y lo que necesitas y lo que te va a dar ese poder, debes observar a tu propia comunidad porque creo que hay mucho que ya te ha dado y hay mucho que te puede dar ahora mismo.

[SONIDO DE PASOS]

Entre conocer a Steven Spielberg y hacer mi primera película hubo un espacio cinco años, cinco años de, cada seis meses, oír la promesa de que harán tu película en los próximos seis meses.

Así que, después del cuarto año, piensas que has perdido tu oportunidad. Y en el quinto año, no sabes qué más hacer. Y sucedió que en ese momento recibí un guion. Era una secuela de una película de baile directa a DVD que, literalmente, rechacé y dije: “No hago películas de baile ni secuelas de películas de baile ni películas directas a DVD”.

Hablé con mi madre al respecto y me dijo: “¿Cuándo te volviste tan arrogante?” Ella dijo: “Nunca has hecho nada. ¿Y qué si conociste a Steven Spielberg? No eres un narrador hasta que cuentas historias, y si ese es el caso, entonces puedes contar historias de cualquier manera”. Y eso definitivamente me hizo reevaluar y decir: “Tienes razón. Voy a hacer la mejor secuela de películas de baile directas a DVD de todos los tiempos”.

Y eso fue lo que me hizo entrar en “Step Up 2: The Streets” y en el mundo de los estudios durante años, lo que fue genial hasta que la película no rindió lo que yo esperaba, quizá uno de los peores fines de semana de todos los tiempos en películas de estudio. Y me hizo cuestionar todo lo que estaba haciendo porque me dolió mucho. En cierto modo, tuve que averiguar: “¿Por qué hago esto?”

Había pasado años aprendiendo a hacer una película, pero casi ninguno de esos años averiguando quién era yo como artista o qué quería decir como ser humano. Simplemente me sentía afortunado de estar ahí.

Así que me puse a buscar qué tema sería. Y pensé: “¿Qué es lo que más miedo da abordar?” Y eso fue siempre mi crisis de identidad cultural.

A nadie le gusta sentirse diferente en la escuela, y mucho menos cuando tu comida huele en tu casillero y la gente te llama la atención por ello, o cuando tus padres dicen ciertas cosas en inglés que no son gramaticalmente correctas, y sin embargo lo asimilas porque te has criado entre ellas. Y entonces, cuando lo dices en clase, se burlan de ti. A nadie le gusta ser el otro. Y esos sentimientos aún viven en mí, me di cuenta a mis 30 años.

Pero vi este tweet de #StarringJohnCho de este tipo, William Yu, y era… era un simple tweet. Hizo carteles de John Cho como 007 o como Ironman o como personajes principales en películas. Y su punto era: ¿por qué no está sucediendo esto? Es una estrella de cine. Es un protagonista, y no está en ninguna de estas. Y de repente, me rompió el cerebro. Es como cuando ves algo, y no puedes… no puedes dejar de verlo, y entonces tu mente cambia por ello.

Y me di cuenta, “Oh, yo soy parte de ese problema porque he estado en las salas donde la gente te dice que no puedes contratar a esta o aquella persona porque no se vende internacionalmente o no tiene sentido para el negocio”. Ahora, habiendo estado en el negocio, puedo pensar por mí mismo y entender que eso no es cierto y que, para que sea un hecho, teníamos que demostrarlo, y la única manera de hacerlo es haciendo una película.

Así que empecé a buscar: ¿qué película podría contar mi historia sin que fuera mi historia? Y encontré este libro, “Locos, Ricos y Asiáticos”, que me recomendó mucha gente: mi madre, mis primos, mis… mis amigos. Y lo leí, y me encantó.

Nos reunimos con Kevin Kwan, el guionista, y hablamos mucho de la representación asiática y de la idea de hacer que estos personajes, un hombre asiático, sean deseables, a diferencia de la mayoría de los hombres asiáticos representados en las películas de los estudios de Hollywood en ese momento; de cómo lo haríamos. ¿Y cómo se consigue esto en una película, y cómo se consigue el marketing detrás de ella para enviar ese mensaje al mundo?

Hubo un tiempo en el que fuimos a todos los estudios con un guion, y obtuvimos mucho interés, lo que fue realmente sorprendente para nosotros. Y tuvimos que elegir. Se redujo a dos, un… un estudio tradicional, Warner Bros. que la estrenaría en salas, y otro streamer. Y el streamer, por supuesto, iba a gastar mucho dinero.

Era un dinero que cambiaría vidas, al menos la mía. Por otro lado, de acuerdo, teatral, pero en realidad tenemos que hacer una campaña de marketing, mayor riesgo.

Y llegó al punto en el que el streamer dijo: “Vamos a hacer una última oferta”, y Warner Bros. dijo: “Ustedes están tardando demasiado. Vamos a darles una oferta, nuestra última oferta, y tienen 20 minutos para responder. Y si no lo hacen, la oferta está fuera de la mesa”.

Y ahí estaban a todos los abogados, todos los gerentes en una conferencia telefónica esperando la oferta. Y la oferta llegó, y la oferta del streamer era mejor de lo que habían ofrecido antes, además de la oportunidad de trabajar en las secuelas y otras promesas de marketing. Warner Bros. volvió a bajar su oferta hacía cuatro días.

Así que todos los abogados nos empujaron a aceptar la oferta de streaming. “Más gente, esto es el futuro. ¿Por qué arriesgar nada? ¿Por qué arriesgar el futuro del entretenimiento asiático-americano en esta película? Es una comedia romántica. No va a cambiar el mundo”.

Eso me puso en una posición difícil. Pero queríamos que los asiático-americanos fueran invitados al gran espectáculo. Queríamos que fueran puestos en el museo del cine. Y si pudieran salir, cambiaría todo.

Teníamos que conseguir que una corporación gigante gastara decenas de millones de dólares para decirle al mundo que esto es importante, y que estos personajes y estos actores son estrellas de cine. Teníamos que correr ese riesgo.

Y así lo dijimos, e hicimos ese trato. Y nunca olvidaré decir que íbamos a ir con Warner Bros.

Y conseguimos reunir a los mejores talentos asiático-americanos de todo el mundo y ponerlos en esta película.

Y el momento más importante fue cuando la película se estrenó. Y fue cuando supe que habíamos tomado la decisión correcta, cuando el público se presentó. Ya sabes, solo hicimos una película, pero la gente hizo el movimiento que vino, y empezaron a traer a sus abuelas y a sus madres.

Y recuerdo haber ido al cine ese primer fin de semana, y no sólo la gente iba y reía y lloraba en el cine, sino que, cuando salieron, y estaban todos bien vestidos, por cierto, y no sólo gente asiática, gente de todas las clases sociales y edades… Salieron de la sala, pero no salieron del cine. Se quedaron en el vestíbulo y hablaron de ello.

Y ese es el poder del cine, cuando ese boca a boca empezó a extenderse, y todo el mundo tenía que ver a esos personajes, tenía que conseguir que sus amigos fueran a verlo, y de repente se normalizó una familia asiática. No puedes dejar de ver eso.

Tuve esa experiencia con mi hermano, también, cuando vio la película. Él es siempre el crítico más duro. Él es, el … Él mide 6'2 “, atlético, y nunca está triste o preocupado o algo así. Es La Roca.

Y le mostré la película, y en el momento en que Nick Young sale de la mansión con su traje blanco, y es como ver a Leo DiCaprio saliendo en “Titánic”, el tipo más genial, más guapo, encantador, mi hermano empieza a llorar. Y yo estaba pensaba, “¿Qué está pasando?” Él dijo: “Nunca había visto a un hombre asiático representado así, y al crecer, nunca pensé que lo haría. Te sientes tan feo o menospreciado. Te sientes tan ajeno”. Y dijo: “Cuando lo veo, es como una maldita estrella de cine. Es alguien a quien todo el mundo querrá parecerse”.

Así que escuchar historias de otras personas que experimentan lo mismo es… es muy conmovedor para mí. La película cambió toda mi brújula de hacia dónde me dirijo y lo que quiero hacer o lo que debería hacer. Y me di cuenta de que nunca más podría hacer otra película que no significara tanto para mí.

Y quiero que mi hija y mi hijo sepan lo que hice en ese momento. ¿Qué hiciste? ¿Estabas escuchando? ¿Hiciste otra película más, o hiciste algo que hablara de esto por lo que todo el mundo está pidiendo ayuda? Y quiero ser la persona que al menos lo intente.

No soy la persona más brillante. No soy la persona más creativa, pero estoy en esta posición, y puedo sacarme la m** para que la próxima generación pueda ver las cosas que no podemos ver todavía.

[SONIDO DE PASOS Y EL CANTO DE LAS AVES]

Ya estamos llegando a nuestro destino en estas colinas onduladas y doradas. En realidad, me recuerda mucho a donde crecí y jugué con todos mis juguetes. Ahí es, definitivamente, donde aprendí más sobre la narración, estaba jugando con mis juguetes en este tipo exacto de colinas.

La vista desde aquí es probablemente la más grande, la más amplia vista que jamás veré de Los Ángeles desde el océano y las islas de allá, Catalina todo el camino hasta el centro de la ciudad, donde los edificios se ven muy pequeños de esta ubicación.

El reflejo del océano es simplemente hermoso. Parece una vidriera en este momento. Se puede sentir el poder del océano en este momento.

La música es un elixir emocional para mí. Es como un software para mi corazón, que, cuando la escucho, me lleva a otro lugar o me recuerda los sueños de cuando era un niño o un momento difícil. Y a veces, es bonito sentir esas cosas, saltar a esos momentos de tu vida de los que ahora puedes tener perspectiva de esas cosas. En cierto modo, creo que es muy saludable sumergirse en esas emociones.

Hubo un periodo, a mediados de mis 20 años, en el que parecía que mis oportunidades habían pasado. Son esos cinco años en los que no quiero pensar. Pero es durante ese tiempo que realmente escuché mucho a Nick Drake, y simplemente me habló a otro nivel. No eran sólo canciones hermosas. Eran canciones realmente oscuras, y me ayudó a superar mucho de eso. Y la canción que más me habló, la más hermosa pero también melancólica fue “One Of These Things First”.

[MÚSICA - “ONE OF THESE THINGS FIRST” DE NICK DRAKE]

Cuando me preparaba para mi primera película, “Step Up 2: The Streets”, estaba nervioso, tenía miedo. A menudo utilizo la música como fuente de inspiración cuando hago una lluvia de ideas o un guión gráfico. Y “I Can” de Nas sonaba a menudo en mi lista de reproducción. Y realmente me inspiró cuando conocí a todos estos bailarines callejeros porque… trabajaban duro. Venían de todos los ámbitos de la vida. Vivían al día, pero encontraban su arte cada día, y había mucha esperanza en esa comunidad. Así que “I Can” era como un himno. Incluso hoy en día, escucharla me hace querer trabajar más duro, y ahora, con niños, significa aún más para mí.

[MÚSICA - “I CAN” DE NAS]

Cuando empecé a rodar “Locamente Millonarios”, pasé mucho tiempo en Malasia, y pude disfrutar de la música, la gente, la comida, y realmente me abrió los sentidos. Y una de las personas que adoré fue Yuna, una artista increíble. Su música está tan llena de alma, y hace una canción con Usher llamada “Crush”. Para mí, es como un té caliente en un paseo. Es relajante, es sensual. Es enamorarse, cuando se te eriza el vello de la piel y no te preocupas de nada más que de la persona que tienes al lado porque, a la hora de la verdad, el secreto de nuestras vidas, en mi opinión, es estar con alguien que te impacte todo el tiempo.

[MÚSICA - “CRUSH” DE YUNA FT. USHER]

Estamos llegando al final de este paseo, y no me siento cansado. Siento que hubo momentos en esta caminata que fueron agotadores, pero cuando tu sangre comienza a bombear, estás más despierto. Quiero ir… quiero ir a escribir algo o ir a hacer algo ahora mismo. Me encanta esta sensación. Lo más difícil siempre es la mitad. Pero la bajada es siempre una sensación increíble, saber que has llegado hasta allí.

Gracias por tomarte el tiempo de caminar conmigo hoy.