Hora de andar - Hora de andar con Kesha

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KESHA: Me gusta salir a caminar para escapar de mi cabeza.

Hace poco comencé a caminar por mi vecindario y encontré unas pequeñas y bonitas casas antiguas de los años 40 que nunca antes había notado. Hay una mujer que tiene un jardín de rosas. Comenzamos a hablar, y ahora voy a visitarla a ella y a sus rosas a diario. También es una forma de conectarme con mi comunidad. Es bueno para mí poder mover esa energía.

[MÚSICA DE INTRODUCCIÓN]

SAM SANCHEZ: Esto es Time To Walk, donde algunas de las personas más interesantes e inspiradoras del mundo comparten historias, fotos y canciones que han influido sus vidas. Kesha comenzó a escribir temas cuando era niña y a los 23 años ya tenía un sencillo de los más vendidos en su álbum debut. Desde entonces ha sido nominada a los premios Grammy en dos ocasiones. En esta caminata, habla sobre el entorno seguro que crea la música y la conexión entre la naturaleza y el bienestar.

[OLAS ROMPIENDO Y GAVIOTAS GRAZNANDO]

KESHA: Estamos caminando por la playa en Malibú. Es como una pequeña ensenada escondida.

Es muy bonito. No hay más que olas pequeñas. Su sonido me hace sentir arraigada y siempre estoy buscando delfines. Realmente no sé el nombre de esta playa, pero significa mucho en mi vida.

Cuando era niña, mi madre siempre me alentaba a que me expresara como quisiera. Yo lo hacía de muchas maneras. Me gustaba cantar. Desde que tengo memoria, corría por todos lados cantando a los gritos. Siempre me gustó pintar, hacer autorretratos, pintar mi cuerpo y todo lo que me rodeaba, y siempre amé la purpurina. Es algo a lo que me he aferrado desde que tengo memoria. Siempre me encantó ensuciarme con cualquier cosa colorida.

También aprendí a hacer mi propia ropa. Por lo general, eso se traducía en cosas como prendas de campana de terciopelo púrpura o en la camiseta vieja de mi hermano que descosí y luego volví a unir con grapas solo porque me gustaba hacerlo. No me daba cuenta de que lo hacía por necesidad, dado que no teníamos el dinero para ir a las tiendas elegantes como The Gap. Recuerdo específicamente que todas las chicas tenían estas camisetas de Gap y de Abercrombie & Fitch. La única vez que tuve una fue porque la encontré en Goodwill, una tienda de segunda mano, y pensé: “¡Genial! Conseguí una”.

Un día, mi mamá me compró una camiseta de Gap en TJ Maxx o tal vez en Goodwill. Yo quería encajar a como diese lugar. Me alisé el pelo y me puse mi camiseta Gap réplica o de segunda mano. Estaba muy emocionada. Llegué a la escuela y recuerdo que fue la primera vez que el chico que me gustaba me saludó en el pasillo. No podía dejar de pensar: “Oh, Dios mío. Está sucediendo. Finalmente me están aceptando”.

En la preparatoria había unas chicas que solían ser crueles conmigo porque yo era diferente. Ellas se burlaban de mí sin piedad y de manera brutal.

Pero ese día, durante el almuerzo, iba a sentarme y ellas me dijeron: “Ven, siéntate con nosotras”. Yo pensé: “No puedo creer que una camiseta de Gap pueda hacer esto por nadie”. Me voló la cabeza.

Y me fui a sentar con ellas. Me dijeron: “Estamos jugando este juego en donde literalmente te atas las manos a la mesa del almuerzo”. Pensé: “Oh, es un truco de magia. Muy bien, hagámoslo”. Entonces me ataron a la mesa, pero cuando sonó la campana del recreo todo el mundo se fue.

Una señora de unos 90 años tuvo que venir a desamarrarme de la mesa. Recuerdo pensar: “Dios, qué idiota eres”.

Entonces comencé a saltarme los almuerzos de la escuela o a sentarme en el suelo del baño a comer mi almuerzo bajo los secadores con detección de movimiento. En retrospectiva, la verdad es que podría haber encontrado un lugar mejor donde acomodarme. Solo quería alejarme de las personas dañinas y encontrar gente con quien sentirme segura.

Me sentía una intrusa incluso cuando intentaba seguirles el juego y hacer las cosas que hacían todos. No me sentía yo misma y simplemente no funcionaba.

Fue en ese momento que comencé a escribir canciones. Llegaba a casa, hablaba con mi madre y ella me decía: “Escribe una canción al respecto”. He estado escribiendo canciones sobre sentirme que no pertenecía desde los 11 o 12 años. Eran bastante realmente malas.

He logrado tomar todo ese acoso escolar y dejar que, si bien cada tanto vuelvo a sumergirme en él, me motive a ser la persona que soy en verdad.

Hago música para hacer feliz a la gente, para que bailen, se muevan, se conecten y formen comunidades. He tomado como mi misión en la vida el crear un entorno seguro cada vez que doy un concierto o formo parte de algo. Solo quiero que la gente se sienta segura y cómoda, y no juzgada.

No quiero tener un impacto negativo en la vida de nadie porque sé cuánto puede afectarla.

No puedes cambiar a todo el mundo, pero sí puedes transformar a las personas con las que te rodeas y ejercer el control al elegir rodearte de aquellos que demuestren ser leales y amables.

[SONIDOS DE PASOS EN LA ARENA Y GAVIOTAS GRAZNANDO]

¡Oye, pájaro!

La mayoría de la gente me conoce por lavarme los dientes con Jack Daniels y por mi afinidad por la purpurina. Todo es verdad. Pero, si bien es acertado, lo que no comprenden es que estoy absolutamente obsesionada con los animales.

En verdad siento que, como humanos, somos animales. Hay cosas que ignoramos y que son animalescas, como la intuición y tomarnos tiempo de jugar. Los animales lo hacen por instinto, pero las personas… No lo sé, ¿les avergüenzan?

Existe un lugar en el mundo en donde puedes nadar con ballenas. Es uno de mis sitios favoritos. He ido allí tres veces, entre las giras, y es como la descompresión definitiva, un momento primigenio.

Son las seis de la mañana. Estás en un barco. Llueve. Hace frío. El agua está helada. Lo último que quieres en la vida es salir del barco y entrar al agua.

Entonces es hora de ponerse el traje y zambullirte para estar con este mamífero al que no le tengo miedo, a pesar de que mi cabeza me diga que debería tenerlo.

Dentro del agua, si miras hacia abajo, todo se funde en un azul oscuro. Es casi como mirar al cielo cuando está a punto de anochecer. Desde allí, como saliendo de una niebla, aparece la enorme criatura.

Cantan y te llenan el cuerpo de asombro. Vienen directo hacia ti y te miran a los ojos.

He visto un ballenato acercarse a mí y enseñarme la barriga como un gato que quiere una caricia. Fue el punto máximo de mi vida y no creo que vuelva a llegar tan alto. Es decir, quizás lo haga, pero no sé qué podría superar eso. En cierta forma, pone todo lo demás en perspectiva.

Amo el caos y la locura del show, de hacer música, cantar, ser el centro de atención y darlo todo. Y también amo estar sin maquillaje, completamente a merced de un animal que puede tomar la decisión de interactuar contigo o de no hacerlo.

La naturaleza es mi espiritualidad. Es el lugar feliz al que acudo cuando comienzo a quedar atrapada en cosas que no importan. Me doy cuenta de lo poco que sé y de lo pequeña que soy en el gran esquema de las cosas.

Cuando no puedo ir a nadar con mis ballenas amigas, me pongo una sudadera y salgo a caminar por el vecindario a intentar hacer amigos animales.

Recientemente me he hecho amiga de una gata callejera llamada Mitzie. En verdad, no es callejera. Tiene dueños, pero es una gata de exterior, y vivo diciéndoles que yo estaría gustosa de robarla si necesitaran que lo hiciera. Pero los dueños me dicen firmemente que se encuentra bien así.

Y luego están los cuervos que vienen a hacerme coros cuando estoy cantando y hay un perro salchicha enorme al otro lado de la calle.

Detenerse y tomarse el tiempo de tener conversaciones con los animales que uno encuentra puede parecer una locura, pero es lo que hago. Me hace realmente feliz.

Puedes juzgarme, pero debes intentarlo. Intenta hablar con el gato de tu vecino y dime si no te hace sentir mejor.

En mi álbum “Rainbow” escribí una canción llamada “Praying”. Fue la primera vez que recibí una nominación a un premio Grammy y fue muy importante para mí. Cantar en los Grammy ha sido una situación estresante, para decirlo suavemente.

El mes anterior al evento, me ponía a sollozar histéricamente todos los días. La gente a mi alrededor se comportó maravillosamente. Preguntaban: “¿Qué podemos hacer por ti?”, y yo respondía: “No lo sé. Solo espero que el sol estalle para no tener que tomar ninguna decisión”.

Y en los Grammy, santo cielo. Lo único que podía hacer era intentar que no se me traben las rodillas y respirar.

Estaba en una sala rodeada de mis colegas a quienes respeto y espero que sea recíproco.

Sentí que no tenía nada que hacer en esa sala, sentada junto a Kendrick Lamar, con Beyoncé y Jay-Z a un par de asientos de distancia. Me sentía como un error del sistema, como si se hubieran equivocado. Síndrome del impostor total.

Entonces me preparé para subir al escenario y, cuando finalmente estuve allí, no tenía forma de saber si iba a poder lograrlo. Apenas podía mantenerme en pie.

Estaba nerviosa. Hacía tres semanas que estaba de gira y, si no lograba llegar a esa nota alta, casi que la música se detendría por completo. En “Praying” hay una nota a la que por lo general llego, pero a la que en determinadas ocasiones no llego porque estoy demasiado asustada. Es casi como tener fe en algo que no puedes ver. No se puede objetar, es aterrador.

Era esa terrible sensación de sentir que no eres digna, de querer demostrar lo que vales, de querer hacer un trabajo impecable, de sentir ansiedad y todas las otras emociones.

Pero todos esos artistas increíbles y enormemente exitosos, esas mujeres de distintos géneros musicales estuvieron ahí, apoyándome y cantando conmigo.

Y todos se presentaron. No tenían por qué hacerlo. Pero lo hicieron.

Todavía me emociono al hablar de esto porque fue verdaderamente especial sentir que te están viendo, que te están escuchando y que tienes personas a tu alrededor que te empoderan y te hacen sentir bien, segura. Todo eso hace que resuenen aquellas cosas que creí que eran ciertas. Hay gente buena que está cuando la necesitas, para mostrarte afecto y apoyarte. Y todos estuvieron presentes.

Cantamos la canción.

[VIDEOCLIP DE LOS GRAMMY]

[KESHA Y EL CORO DE CANTANTES CANTAN LÍNEAS DE “PRAYING”]

[FIN DEL VIDEOCLIP DE LOS GRAMMY]

[APLAUSOS]

Sentí que iba a desmayarme y morir, pero no lo hice. Y luego procedí a perder los dos premios Grammy a los que me habían nominado.

Entonces me di cuenta de que no importa si ganas o si pierdes. Nadie puede modificar ni borrar todo lo que esa experiencia ha cambiado en mí.

En cierta forma estoy feliz de haber perdido porque así puedo mirar atrás y decir: “Estuve presente”. Creo que a veces esa es la parte más difícil de la vida: el presentarse ante aquello que es verdaderamente aterrador.

No se trata de ser temerario. Se trata de no dejar que el miedo gane y de considerar los beneficios, las recompensas y las seguridades. Y si es una situación segura que te hará sentir orgulloso de ti si cas, entonces corre el riesgo. Siente los nervios. Está bien sentir nervios. A veces las cosas salen mejor cuando estás nervioso porque sabes que te importan.

[OLAS ROMPIENDO Y GAVIOTAS GRAZNANDO]

Esta playa es muy importante en mi corazón. Realmente lo es.

Aquí es donde hicimos la sesión de fotos para la portada de mi álbum “Rainbow”. Yo estaba completamente cubierta de purpurina y sentí que fue como un renacimiento.

Fue mi primer álbum como productora ejecutiva, el primero en el que pude elegir qué canciones incluir. Mi álbum de redención, aquel en que el sentí como si finalmente me estuvieran escuchando y viendo la manera en que siempre he querido ser escuchada y vista.

La música es mi forma de lidiar con el mundo y con todo lo que me sucede. Cierta música me ayuda a salir de la cama en las mañanas en las que no quiero hacerlo. Cierta música me hace sentir que es verdaderamente genial ser mujer. Es mi cable a tierra. Así es como quiero relacionarme con el mundo, básicamente a través de las canciones.

Esta es una composición que nunca estuvo en la radio. Jamás fue un éxito musical de ningún tipo y probablemente muchos no la hayan escuchado. Pero es una de las canciones de las que estoy más orgullosa porque la escribí yo sol, cien por ciento en mi habitación y además fui la productora ejecutiva.

Esta canción se llama “Bastards”. Soy yo finalmente poniendo en palabras mis pensamientos acerca del acoso y la negatividad. Es una de mis preferidas entre las canciones que he escrito.

[MÚSICA - “BASTARDS” DE KESHA]

Al crecer, fui escuchando muchos géneros musicales diferentes. Primero, una extraña combinación de punk y lo que sea que fueran los Beastie Boys, luego amé los primeros discos de Madonna y la música pop. Entonces, cuando llegó el momento de hacer música, estaba realmente confundida. Pensaba: “Mi voz puede hacer todas esas cosas. ¿Por qué no puedo hacerlo todo?”.

Pero recuerdo que se me hizo muy difícil escuchar a todo el mundo hablar sobre por qué no podía cantar, por qué no podía cantar, por qué no podía cantar, durante tantos años. Hirió mis sentimientos, porque luego comencé a creerlo. Así que le estaba regalando todo mi poder a personas que nunca había conocido.

Y se sintió tan bien poder finalmente sacar “Praying” y poder cantar sin autotune y sin ayuda en la voz. Ahora siento que puedo seguir con mi vida porque abrió una compuerta en mi mente. Me impresioné a mí misma. Pensé: “Ni siquiera sabía que podía alcanzar esa nota alta”. Gracias a eso y, en verdad atreviéndome y dejándome llevar a extremos posiblemente humillantes, pude encontrar algo grandioso.

[MÚSICA - “PRAYING” DE KESHA]

Estaba escribiendo mi disco “Warrior” y fui a un bar llamado Cheetahs. Al salir, vi que había un gato dentro de un contenedor de basura. El gatito, tan lindo y tan pequeño, comenzó a correr por todos lados y, simplemente, decidí llevármelo.

Juro que ese gato me ha demostrado lo que es el verdadero amor incondicional. Es mi alma gemela. Nunca he amado a algo o a alguien tanto como amo a este gato. Y amo a mi familia, no me malinterpretes. Pero es tan incondicional. Destroza mis sofás. Los destruye. Va y les orina encima. Es tan malo, pero todo lo que hace es tan perfecto. Lo amo y me ha enseñado mucho sobre el amor.

También amo a Dolly Parton. Ella representa una gran conexión con mi linaje. Mi mamá escribió una canción que ella cantaba llamada “Old Flames”. Una de las canciones favoritas que ha escrito es “I Will Always Love You”. Así que le dedico esta canción a mi gato, mi alma gemela, Mr. Peeps, “I Will Always Love You”.

[MÚSICA - “I WILL ALWAYS LOVE YOU” DE DOLLY PARTON]

Espero que les gusten las canciones. Escogí algunas de las mías, pero es porque, no lo sé, estoy orgullosa de mí. Estoy tratando de aceptar eso como algo bueno.

Estoy viendo la puesta del sol. El cielo es naranja neón, verde, azul y todos los mejores colores, y las olas rompen. Me siento un poco en paz y siento que todo va a estar bien, al menos por esta noche.

Gracias por tomarte el tiempo de caminar conmigo hoy.