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Transcripción

En casi todos los rincones de la tierra

las hormigas hacen la guerra entre ellas.

Sus armas son las que la naturaleza les dio,

Algunas tienen fuertes armaduras,

aguijones mortíferos

o mandíbulas afiladas.

Y luego está esta pequeña,

no muy impresionante hormiga,

que sin embargo rige el imperio más grande que las hormigas han construido jamás,

una colonia que abarca continentes y libra guerras que dejan millones de bajas.

Echemos un vistazo a esta improbable guerrera,

Linepithema humile, la hormiga argentina.

Intro

Esta historia comienza en las llanuras húmedas alrededor del río Paraná,

en Sudamérica.

Es una concurrida megalópolis de hormigas,

donde decenas de especies de hormigas luchan por la dominación,

incluyendo hormigas coloradas, hormigas legionarias,

y la poco impresionante hormiga argentina.

Mide solo entre dos y tres milímetros de largo,

y con sus pequeñas mandíbulas,

es sorprendente que haya sobrevivido contra sus fuertes contendientes.

Sus hogares son igualmente poco interesantes.

Sus colonias van de muy pequeñas a muy grandes

y pueden encontrarse en cualquier lugar:

bajo troncos,

entre hojas,

o en las antiguas colonias de otras hormigas.

Aquí, las hormigas argentinas preparan su arma más efectiva contra sus rivales:

cuerpos.

Mientras que la mayoría de las especies de hormigas tienen una sola reina capaz de poner huevos ,

las hormigas argentinas apostaron todo en los números.

Por cada 120 obreras hay una reina,

que pone hasta 60 huevos al día,

por lo que sus colonias crecen rápido y tienen millones o miles de millones de individuos.

Grupos de reinas y obreras comúnmente se separan para fundar nuevas colonias.

Pero esta estrategia tiene una desventaja:

a medida que las nuevas colonias crecen y producen nuevos individuos,

mutaciones ocurren y las nuevas colonias se adaptan a nuevos ambientes.

Su ADN cambia lentamente de generación en generación

y las diferencias se acumulan.

Así, tras un tiempo,

las hormigas que dejaron la colonia se convertirán en primos lejanos

y comenzarán a competir con la colonia madre.

En su rango nativo de Sudamérica,

así es como las hormigas argentinas se comportan:

dentro de su colonia son muy cooperativas y organizadas,

pero libran brutales guerras contra otras colonias de hormigas argentinas

y contra otras especies de hormigas.

Con oponentes igualmente fuertes en cada frente,

La hormiga argentina se tornó extremadamente agresiva,

peleando por cada centímetro de territorio.

Pero nunca pudo dominar a sus vecinos,

hasta que aparecieron los humanos.

Hicimos lo que hacen los humanos y transportamos cosas alrededor del mundo por barco.

En uno de ellos

unas pocas reinas de hormigas argentinas viajaron como polizones

desde Sudamérica a Madeira y Nueva Orleans.

Las hormigas argentinas repentinamente se encontraron en un mundo extraño.

En vez de estar rodeadas de enemigos mortales,

encontraron solamente victimas.

Nadie pudo combatirlas efectivamente.

Debido a que solamente unas pocas reinas de hormigas argentinas fueron introducidas al mundo exterior,

las colonias resultantes tuvieron muy baja diversidad genética.

Además, las hormigas argentinas introducidas en el exterior matan hasta el 90% de sus reinas cada año

Con menos reinas, menos variación genética.

Así, a medida que estas colonias se extendieron por el paisaje

las hormigas que dejaban la colonia ya no eran consideradas como primos lejanos.

Como resultado,

las nuevas colonias se convirtieron no en rivales

sino en aliados, formando una “supercolonia”

Esta es una estrategia muy poco común en el reino de las hormigas.

Solamente unas pocas de las 16.000 especies de hormigas han evolucionado hasta formar supercolonias.

Una supercolonia fue establecida en la costa oeste de los EEUU

y se convirtió en la base para la campaña de conquista global de estas pequeñas hormigas

Hoy en día,

las hormigas argentinas habitan las zonas mediterráneas de seis continentes

y muchas islas.

Esta particular supercolonia fue especialmente exitosa

estableciendose en California

Europa,

Japón,

Nueva Zelanda

y Australia,

formando una masiva supercolonia intercontinental de hormigas argentinas.

Esto las hace la sociedad más grande del mundo,

más numerosa incluso que la de los humanos.

Pero su éxito ha cambiado los ecosistemas que han invadido.

California es un perfecto ejemplo de ello.

En su codicia por mas territorio,

las hormigas argentinas invasoras han rebasado y reemplazado al 90% de las especies nativas

incluyendo varias especies de hormigas carpinteras californianas.

A pesar de que las hormigas carpinteras obreras son gigantes

Sus colonias tienen solo entre 3.000 y 6.000 individuos

y no tiene oportunidad contra una supercolonia en expansión de miles de millones de hormigas argentinas.

Las hormigas argentinas obreras atacan derramando químicos tóxicos sobre sus víctimas

lo que irrita el enemigo

y los marca como un blanco para otras hormigas argentinas.

Cuando atacan, las hormigas argentinas atacan se lanzan sobre sus víctimas

aferrándose a sus oponentes en grupos

y arrancando sus extremidades.

No importa cuantas de ellas mueran,

siempre hay más.

Una vez que la colonia es invadida y exterminada,

las hormigas argentinas se alimentan de las crías de sus victimas

capturando su hogar y territorio.

La gran cantidad de hormigas argentinas

les permite cazar y devorar tal cantidad de diferentes insectos

que, con el tiempo, algunas especies desaparecen por completo del territorio de las hormigas.

A las hormigas argentinas no les interesa adaptarse a la flora y fauna local

ellas las consumen y siguen su camino.

Y si su siguiente parada resulta ser propiedad de los humanos,

descaradamente se asentarán allí también.

Recolectan alimento de contenedores de basura

cuencos de comida para mascotas

y se escabullen en la cocina para reclamar las sobras.

No solo nuestros hogares,

sino que nuestros jardines y campos también son afectados por las hormigas argentinas

ya que protejen hordas de afidos como ganado

Los afidos se alimentan de las plantas y producen melaza

que luego entregan con las hormigas a cambio de protección.

Debido que las hormigas no tienen un enemigo al cual temer en sus nuevos hogares,

los afidos prosperan y finalmente

matan las plantas de las que se alimentan.

Así que, además de ser una gran perturbación para el ecosistema que invaden,

son una tremenda plaga para la agricultura.

Pero el dominio de la hormiga argentina esta siendo desafiado.

Partes de las supercolonias se han fragmentado

y convertido en sus propios imperios.

Una despiadada guerra civil ha estallado.

Por ejemplo, la supercolonia del lago Hodges

ha estado peleando contra la “colonia muy grande” por años en el condado de San Diego.

Una guerra masiva se está librando a lo largo de un frente dinámico

extendiéndose por kilómetros.

Se estima que alrededor de treinta millones de hormigas mueren aquí cada año.

En otros frentes,

una vieja conocida del Rio Paraná se ha alzado de entre las sombras:

La hormiga roja de fuego importada,

que fue introducida accidentalmente desde su antiguo hogar

a las costas de Alabama.

Las hormigas rojas de fuego no solo son luchadoras feroces

y más que capaces de lidiar con las hormigas argentinas,

también son capaces de formar supercolonias.

Ahora, las antiguas guerras de sus hogares distantes

se han trasladado a nuevos campos de batalla.

En el sureste de Estados Unidos,

ambas supercolonias se enfrentan ferozmente

Las hormigas argentinas se han visto superadas en armamento.

Las gigantes hormigas de fuego obreras

son más del doble de grandes que las hormigas argentinas

y están armadas con un aguijón capaz de inyectar veneno.

A pesar de que las hormigas argentinas combatieron ferozmente,

las hormigas de fuego fueron demasiado para ellas.

Tras innumerables batallas perdidas,

las hormigas rojas de fuego exterminaron la supercolonia de hormigas argentinas

en gran parte del sureste de Estados Unidos.

Este es un territorio perdido,

pero las hormigas argentinas seguirán con la lucha.

Esta impresionante red de supercolonias trabajando en conjunto

es el mayor triunfo de su historia,

y no lo entregarán por una pequeña derrota.

Se mantendrán firmes ante cualquier enemigo que pueda aparecer,

sin importar si es en el Río Paraná

o en uno de los grandes campos de batalla al rededor del mundo.

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