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Los planetas errantes, son planetas que viajan solos a través del espacio

Habitan el vasto y obscuro espacio entre las estrellas.

Flotando solitarios por una oscuridad eterna, no hay luz que ilumine sus superficies,

y están expuestos al frío congelante del espacio exterior.

No conocen las estaciones, los días ni las noches, que podrían manifestar el paso del tiempo.

Y aún así, los planetas errantes podrían cargar con vida extraterrestre por todos los rincones de la galaxia.

¿Cómo sería posible?

¿Y cómo un planeta se vuelve errante?

Hay varias cosas distintas que reciben el nombre de planetas errantes.

Por ejemplo las sub-enanas marrones: gigantes de gas que se forman del colapso de nubes de gas,

y son las aburridas hermanas menores de las enanas marrones.

Son un tipo de estrella fallida.

Y, bueno, dejemos de hablar de ellas…

Un tipo más interesante de errante, son planetas terrestres similares a la Tierra,

que fueron expulsados de su sistema planetario.

Los sistemas estelares jóvenes son lugares peligrosos,

donde los protoplanetas están disputándose por la masa disponible,

engullendo tanto material como sea posible.

En esta batalla por el dominio, chocan unos con otros,

o se acercan peligrosamente a las órbitas de otros.

Si un planeta muy masivo traslada su órbita más cerca de la estrella,

puede expulsar a planetas más pequeños del sistema.

Pero sólo porque un planeta ha sobrevivido los crecientes sufrimientos de la formación,

no significa que esté a salvo.

Los sistemas planetarios pueden ser destruidos por sobrevuelos de estrellas,

o agujeros negros en cualquier punto.

Más de la mitad de todos los planetas nacidos podrían terminar como vagabundos.

Los científicos no se ponen de acuerdo en los números,

pero, como mínimo, hay miles de millones de planetas errantes tan sólo en la Vía Láctea.

La mayoría de errantes compartirán el mismo destino deprimente.

A medida que su estrella se vuelve más pequeña cada día,

la superficie del planeta rápidamente se enfría a -270 grados Celsius.

Si tienen océanos, se congelarán y se harán tan duros como roca madre.

Sus atmósferas se hundirán hacía la superficie y eventualmente se congelarán también.

Pero, extrañamente, algunos de estos oscuros desiertos helados podrían tener vida.

Para entender cómo, imaginemos un planeta similar a la tierra,

en el mismo orden de magnitud en términos de masa y composición.

Si lo ponemos en el espacio profundo, ¿cómo podría seguir manteniendo vida?

Según lo que entendemos acerca de la naturaleza de la vida,

hay un ingrediente indispensable que necesita: agua líquida.

El agua es importante porque mezcla cosas,

ambas, masa y energía, que permiten que química interesante suceda, como la vida.

Así que nuestro planeta necesita suficiente energía para mantener al menos una parte de nuestros océanos suficientemente calientes,

para mantener agua líquida.

Azarosamente, cerca del 99.97% del presupuesto de energía de la Tierra viene del Sol,

así que nuestra imaginaria Tierra errante necesita trabajar con el 0.03% de energía que le queda,

la cual casi exclusivamente viene de su centro caliente.

El núcleo interior de la tierra es una bola gigante de metal.

Casi tan caliente como la superficie del Sol,

está rodeado por el núcleo exterior hecho de metales líquidos,

que están muy, muy lentamente solidificándose,

liberando mucho calor en el proceso.

Mientras este proceso están en marcha,

nuestro planeta será geológicamente activo,

con materia sólida y líquida moviéndose y transportando energía a la superficie,

donde puede ser aprovechada como energía geotérmica.

Si bien el núcleo caliente de cada planeta eventualmente se enfriará,

este proceso toma miles de millones de años,

tiempo suficiente para que la vida surja y prospere.

Hay incluso un escenario que podría permitir un planeta errante como la tierra que tenga océanos que no estén congelados por encima.

Si el planeta tiene una atmósfera de hidrógeno de alta presión y lo suficientemente densa,

el gas no se congelaría,

y podría atrapar el suficiente calor que trata de escapar del planeta

para hacer posible océanos que se extienden por toda la superficie.

Y hay otra manera posible para seguir tibios: las lunas.

Si un planeta errante posee una luna o más junto con él,

una luna lo suficientemente grande podría inyectar energía adicional en el sistema por vía de fuerzas de marea.

Estas fuerzas estiran y aprietan el planeta un poco cada día,

como amasando masa, manteniéndolo caliente

Pero el escenario más probable para un errante produciendo vida

es uno con océanos sub-glaciales bajo una gruesa capa kilométrica de principalmente hielo de agua.

Esto no es completamente absurdo,

teniendo en cuenta que tenemos un par de ellos en nuestro Sistema Solar.

Así que cómo puede la vida sostenerse en el fondo de un completamente frío y obscuro océano.

En la Tierra, en el fondo de nuestros océanos en completas tinieblas,

en áreas volcánicamente activas,

hay respiraderos hidrotermales llamados “fumadores negros”.

Arrojan un nubarrón de material negro y agua caliente,

proveyendo un flujo constante de minerales del manto de la Tierra.

Las bacterias se alimentan de los minerales y producen materiales orgánicos,

los cuales atraen a custaceos, bivaldos, caracoles,

peces, pulpos y siboglínidos de hasta 2 metros de largo.

No solamente los respiraderos hidrotermales son hogar de un increíblemente diverso grupo de seres vivos,

sino también un contendiente para el lugar donde la vida podría haber comenzado en la Tierra, hace miles de millones de años.

En el oscuro océano de un planeta errante,

eventos similares o actividad volcánica

podrían ser el punto de partida y base para ecosistemas complejos que sólo podemos imaginar ahora.

Una ventaja que tiene un ecosistema en un océano de un planeta errante,

es que el ambiente es extremadamente estable.

La gruesa capa de hielo lo protege de todo tipo de eventos de extinción,

y siempre y cuando la energía del núcleo continúe,

las cosas siguen practicamente igual.

Las formas de vida más probables son las bacterias y otros microorganismos,

pero dado suficiente tiempo,

animales más complejos podrían alimentarse de los seres más pequeños y medrar.

No es imposible que la vida inteligente pudiese emerger en tal ambiente.

Si lo logra, se encontraría en un mundo bastante extraño.

Oprimido por un infranqueable duro muro de hielo rocoso por encima,

y roca madre en el fondo,

sin plantas que almacenen la energía estelar,

no habría madera, petróleo o carbón.

Inclusive si hubiera, no es como si descubrieses fuego en el fondo del océano…

Sin esta energía, puede que los metales nunca sean forjados en cosas útiles.

Nuestros inteligentes amigos extraterrestres podrían nunca atravesar el hielo.

Quizás nunca se den cuenta de que existe tal cosa afuera,

y asumiesen que su pequeño mundo es todo cuanto hay.

Millones de generaciones podrían vivir y morir en estos oscuros océanos,

ignorantes del universo increíblemente grande por encima del hielo,

hasta que el núcleo de su planeta se enfríe,

y toda vida se desvanezca.

Cuando los océanos se congelen completamente,

Los remanentes de culturas y ecosistemas

estarán atrapados en una tumba helada por siempre.

Si lo piensas bien, sería mejor no estar muy consciente de todo eso,

pero el concepto es inquietante y emocionante.

El universo podría estar repleto de vida,

atrapada en planetas prácticamente imposibles de abandonar.

Mundos como este podrían frecuentemente pasar por el Sistema Solar, sin que nosotros siquiera lo sepamos.

Tal vez un día, en el futuro distante,

los humanos pondrán pie en uno de estos mundos congelados,

e intentarán decir “¡hola!”.

Bueno, nos gustan los melancólicos escenarios futuristas,

pero volvamos al presente para un diferente tipo de sorpresa.

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