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Transcripción

Los humanos amamos la carne.

Filetes, pollo frito, tocino, panceta y salchichas, son simplemente lo mejor.

Comer carne se ha vuelto algo tan trivial, que mucha gente

considera que una comida no es decente si no involucra carne animal.

Lo que es bastante asombroso,

porque hace tan solo unas décadas, la carne era un producto de lujo.

Hoy puedes conseguir una hamburguesa con queso por un dólar.

Paradójicamente, la carne es la forma más ineficiente de alimentar a los humanos.

Si lo vemos a escala global, nuestra dieta carnívora está literalmente devorando el planeta.

¿Por qué esta pasando esto? Y qué podemos hacer al respecto, sin renunciar a la carne?

En pocas palabras

Los seres humanos crían un montón de animales para comérselos,

actualmente, cerca de 23 billones de gallinas

1.5 billones de ganado vacuno

y aproximadamente 1 billon de cerdos y ovejas.

Eso es un montón de bocas que alimentar.

Así que hemos transformado la Tierra en una gran zona de alimentación.

El 83% de las tierras de cultivo mundiales son usadas para alimentar al ganado.

Por ejemplo para la hierba o para cultivos como el maíz y la soja.

Eso es el 26% del total de la superficie cultivable de la tierra.

Si incluimos el agua que necesitamos para estas plantas,

la producción diaria de carne consume el 27% de agua potable mundial.

Desafortunadamente, la producción de carne es como un agujero negro para los recursos.

Como los animales son seres vivos,

la mayor parte de su comida se usa para mantenerlos vivos

mientras les crecen sus partes sabrosas.

Solo una fracción de los nutrientes de los cultivos

acaban en la carne que finalmente compramos.

Las vacas, por ejemplo,

convierten solo cerca del 4% de las proteínas

y el 3% de las calorías de las plantas con las que les alimentamos para convertirlas en carne.

Más del 97% de las calorías se pierden para nosotros.

Para crear 1 kg de carne,

una vaca necesita comer hasta 25 kg de cereales

y usar hasta quince mil litros de agua.

Los productos de origen animal están engulliendo toneladas de comida

pero solo conforman el 18% de las calorías que los humanos comemos.

Según las proyecciones,

podríamos alimentar a 3.500 millones de personas

si simplemente comiéramos lo que les damos de comer a los animales.

Para hacer nuestra comida favorita aún más insostenible,

cerca del 15% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los humanos

son creadas por la industria de la carne.

Tanto como las emisiones de todos los barcos, aviones, camiones y coches juntos.

Y hay otro aspecto en cuanto a la carne.

Proviene de verdaderos seres vivos.

Los cerdos, las vacas y los pollos no son quienes están escribiendo los libros de historia,

pero si lo estuvieran, los humanos figuraríamos como maníacos genocidas rampantes

que prosperan en el sufrimiento.

Globalmente, matamos alrededor de doscientos millones de animales cada día.

Alrededor de 74 billones al año.

Esto quiere decir que cada año y medio,

matamos más animales que todas las personas que han vivido

en los 200.000 años de historia de la humanidad.

Algunos podrían argumentar que les estamos haciendo un favor;

después de todo, no existirían sin nosotros.

Puede que al final nos los comamos, pero también les proveemos alimento y refugio…

y el regalo de la existencia.

Desafortunadamente, no somos muy buenos dioses.

Mucha de nuestra carne viene de granjas industriales:

inmensos sistemas industrializados que albergan miles de animales.

Diseñados para ser tan eficientes como sea posible,

tienen poca consideración por cosas como la calidad de vida

La mayoría de cerdos son criados en almacenes gigantescos sin ventanas

y nunca consiguen ver la luz del sol.

Las cerdas son mantenidas en corrales demasiado pequeños para darse vuelta

donde dan a luz una camada de cerditos tras otra

hasta que es su turno de ser convertidas en bacon.

Las vacas lecheras son forzadas a criar continuamente

para asegurar el suministro de leche,

pero son separadas de sus terneros horas después de que nacen.

Para engordar ganado vacuno para la matanza

son puestos en comederos

corrales cofinados donde no se pueden mover

y ganan peso más rápido

Para que sea posible mantenerlos tan apretadamente juntos

sin morir de enfermedades,

la mayoría de los antibióticos que usamos son para el ganado,

hasta el 80% en los Estados Unidos,

lo cual ayuda en el corto plazo,

pero también conduce a la resistencia a los antibióticos

Pero los que tienen el peor trato son los pollos:

En granjas industriales los mantienen en poblaciones tan grandes,

y tan cerca uno del otro

que no pueden formar las estructuras sociales que tienen en la naturaleza

así que empiezan a atacarse entre sí.

Para detenerlos, les cortamos el pico y las garras.

Los machos son considerados inservibles, ya que no pueden poner huevos

y no son adecuados para la producción de carne

así que pocos minutos después de nacer,

generalmente son gaseados y molidos en trituradoras.

Varios cientos de millones de polluelos mueren de esta forma cada año.

Aún si tuvieras algo personal contra los pollos,

el cómo los tratamos va más allá de la crueldad.

Entonces, es mejor comprar carne orgánica,

donde los animales son tratados mejor, ¿cierto?

Las regulaciones para granjas orgánicas están diseñadas para darle a los animales

el mínimo de comodidad,

el problema es que “orgánico” es un termino flexible.

De acuerdo con regulaciones de la Unión Europea,

una gallina orgánica aún comparte un metro cuadrado de espacio con otras 5

Eso está muy lejos de ser gallinas felices de campo.

Claro que existen las granjas que verdaderamente hacen lo mejor que pueden,

pero la carne sigue siendo un negocio.

Una etiqueta de “orgánico” es una forma de cobrar más

e innumerables escándalos han revelado productores que buscan formas de engañar al sistema.

Y mientras la carne orgánica puede ser menos “cruel”,

necesita aún más recursos que la producción convencional.

Así que es preferible comprar orgánica,

pero no te concede la absolución moral.

La verdad es que si el sufrimiento fuera un recurso:

crearíamos billones de toneladas al año.

La forma en que tratamos a los animales,

probablemente será una de las cosas que las futuras generaciones

verán con disgusto.

Si bien todas estas cosas son ciertas,

algo más también es cierto.

Los filetes son increíbles.

¡Las hamburguesas son lo mejor!

Las alitas de pollo saben genial.

La carne satisface algo muy profundo en nuestros cerebros de reptil.

Casi nunca vemos como nuestra carne se produce,

sólo la comemos y amamos.

Nos hace felices,

nos une en comidas familiares y barbacoas.

Comer carne no te convierte en una mala persona.

No comer carne, no te convierte en una buena.

La vida es complicada y también lo es el mundo que hemos creado.

Así que,

¿cómo deberíamos lidiar con el hecho de que la carne es extremadamente insostenible,

y una forma de tortura horrible?

Por ahora, la forma más fácil es comerla con menos frecuencia

Tomar un día libre de carne a la semana ya hace una diferencia.

Si quieres consumir carne producida con menos sufrimiento

trata de comprarle a productores de confianza con un buen historial,

incluso si cuesta más.

Para generar un impacto en el medioambiente

toma pollo y cerdo, en vez de cordero y vacuno,

ya que convierten de forma más eficiente su comida en carne.

Y si quieres tener tu filete

deberías comértelo también.

Un estadounidense promedio desperdicia cerca de medio kilo de comida al día,

del cual una gran parte es carne.

En el futuro, la ciencia podría traernos carne “limpia”.

Varias compañías han logrado exitosamente “cultivar” carne en laboratorios

y están trabajando para hacerlo en una escala comercial.

Pero todavía faltan algunos años para este tipo de soluciones.

Por ahora, disfruta tu filete,

Pero también respétalo.

Y si puedes, hazlo algo especial de nuevo.

Tenemos algo más para ti que también es especial

y sabe aún mejor que los filetes.

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